Noticias falsas

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Arroz plástico, pescado plástico, lechuga plástica, huevos que no son huevos, leche que no es leche, carne que no es, matadero de ratas destinadas al consumo, y otras informaciones de este tipo vinculadas con la alimentación.

La divulgación de estas por las redes sociales, principalmente por WhatsApp, ha sido motivo de un foro celebrado a principio de mes en España, porque esas informaciones representan una amenaza para la agroindustria.

Noticias como las de un supuesto arroz plástico traído de Nigeria, circuló hace varios años y nuevamente ha estado circulando. Otro supuesto arroz entro al país y “está contaminado”, según lo recibido por varias fuentes vía WhatsApp.

Un video que circuló ampliamente mostró un pescado que era una lonja de algo plástico, tan verídico que me motivó a llamar al teléfono que subieron como muestra de que era verdad, pero no logramos conseguir la dirección exacta de donde vendían el supuesto pescado.

Hemos visto también la “fábrica de lechuga”, de huevos y otros alimentos, todos en video con una “realidad” pasmosa.

Lo ideal es verificar la fuente, ser inteligentes y pensar en la inversión que debe hacer cualquier empresa y país que se dedique a fabricar alimentos falsos. Existen reglas en el comercio internacional que impedirían que en el mercado se produzcan alimentos falsos.

Hemos visto también la “fábrica de lechuga”, de huevos y otros alimentos, todos en video con una “realidad” pasmosa.

Lo ideal es verificar la fuente, ser inteligentes y pensar en la inversión que debe hacer cualquier empresa y país que se dedique a fabricar alimentos falsos. Existen reglas en el comercio internacional que impedirían que en el mercado se produzcan alimentos falsos.

Para hacerlo deben intervenir ingenieros químicos, maquinarias costosísimas y la mediación de las autoridades en la producción de los alimentos para el consumo humano, algo bastante regulado por los riesgos en la salud.

Lo más cercano a alimentos falsos ocurrió con la leche en polvo: en el 2008, se detectó que en China unas 24 empresas agroalimentarias le añadieron melamina para aumentar el índice de proteína a la leche, el cual se mide por la cantidad de nitrógeno que contiene y que era proporcionado por la sustancia que es la materia prima de la formica; fue un fraude monumental, que provocó enfermedad en varios niños, y la pérdida de confianza de los consumidores chinos.

Esa leche logró llegar al mercado internacional y provocó un escándalo que se prolongó hasta el 2012, y terminó con la condena a muerte de dos ministros chinos y varias personas encarceladas.

La otra versión es la leche en polvo, y que hemos tenido que afrontar que en realidad no es leche, es una fórmula, porque la leche verdadera es la de la vaca. Las fórmulas pueden contener las mismas propiedades nutricionales que la leche, pero son fórmulas, no leche. De hecho, la Organización Mundial de la Salud y leyes locales como la de lactancia materna, la 8-95, prohíbe la publicidad de los sucedáneos de la leche materna, y las leyes de cada país así lo exigen para evitar que el consumidor se confunda con lo que es leche y lo que es una fórmula.

Con lo expresado, no queremos descartar que haya de todo en el mercado, que ciertamente en el comercio fue donde se acunó la cultura del engaño y que no podemos descartar nada. Lo inteligente es estar debidamente informados, buscar la verdad, identificar las noticias falsas de las verdaderas porque podemos caer en la paranoia si decidimos creer en todo lo que nos llega.

En el Foro de España, el director de la Industria Alimentaria ha alertado sobre “los intentos de manipular y sesgar la información que recibe el consumidor para construir creencias falsas”.

Sugirió realizar campañas de alta credibilidad para contrarrestar las noticias falsas en el renglón de los alimentos y a los consumidores antes de divulgar una información relacionada que verifiquen su origen. Un consumidor informado tiene poder.
Por Altagracia Paulino 
Fuente: El Periódico Hoy 

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