Estamos ante un producto fácil de conservar con las mínimas precauciones. Todo depende de su formato:
Seca. No necesita unas condiciones estrictas de conservación. Para mantenerse en buen estado durante meses, se aconseja guardarla en un recipiente cerrado y protegido de la humedad.
Fresca. Si se ha dejado secar, puede conservarse en la nevera durante dos o tres días, envuelta en telas o trapos. El congelador también es un buen lugar para guardarla en las mejores condiciones; se introduce en un recipiente hermético y no hace falta descongelarla. Puede cocerse directamente en abundante agua en ebullición.
Congelada. Por lo general, en estos casos, la pasta es un ingrediente más de un plato precocinado que también lleva verduras, carne o pescado. Conviene adquirir estos productos poco antes de ir a casa. De esta forma, no pasará mucho tiempo antes de meterlos al congelador y no se romperá la cadena de frío.
Cocida. También hay algunas reglas de conservación cuando la pasta está cocida: es aconsejable colocarla en un recipiente, añadirle un poco de aceite de oliva, remover para que este se impregne y guardar en el frigorífico. Podremos disfrutarla entre tres y cuatro días.
Fuente: Eroski Consumers