Si todos los políticos que resultan premiados con el triunfo en las elecciones mantuvieran el discurso con el que ganaron la simpatía de los votantes mientras estaban en la oposición o en campaña; si al llegar a los puestos en la administración sostuvieran al menos la intención de ir a servir como empleados de todos los dominicanos, se ganaría la confianza que necesitamos para creer en la democracia.
